El Apertura no fue para nada bueno y el año en sí, dejó mucho que desear. Por eso, en Casa Amarilla, paralelamente a la definición del nuevo DT se le puso nombre y apellido a aquellos jugadores que serán negociados
El Apertura no fue para nada bueno y el año en sí, dejó mucho que desear. Por eso, en Casa Amarilla, paralelamente a la definición del nuevo DT se le puso nombre y apellido a aquellos jugadores que serán negociados.
Hay jugadores que, inevitablemente, cumplieron un ciclo en Boca. Ojo, los hay más viejos, de mediana estadía en el club y hasta algunos que llevan varias temporadas y nunca se han podido destacar en la primera.
Los que encabezan la lista son Jesús Méndez, Matías Giménez, Pablo Mouche y Cristian Luchetti. Los dos volantes no llevan mucho tiempo en el club, sin embargo, el desgaste ya es evidente. Ojo, Boca no los regalará. Está dispuesto a prestarlos, incluso, pero no los regalará.
Méndez llegó al club como “el mejor jugador de la Argentina”, dicho esto por el porpio Juan Román Riquelme, sin embargo, jamás se asentó en el club. Giménez llegó procedente de Tigre, donde supo ser figura del equipo de Cagna que peleó, mano a mano, el título con el Boca de Ischia, última alegría local Xeneize. Como Méndez, jamás explotó en la primera de Boca y ambos comparten el triste privilegio de ser de los jugadores que más murmullos despiertan en las plateas.
El de Pablo Mouche es un caso emblemático. Pablitó amagó con ser el nuevo Barros Schelotto. Con un estilo picante, con una gambeta que prometía e incluso, marcando grandes goles. Llevaba la siete del Mellizo y, cuando se dio su explosión, en 2008, varios lo tildaron como el “heredero” del Melli. Nada de eso pasó. Mouche se desinfló, se mandó algunas macanas (expulsiones tontas seguidas, por caso) y la relación de Pablito con la gente, los dirigentes y el club se desgastó. Tanto que ya integra la lista de negociables. Además, por caos, cuando Pompei necesitó romper el doble nueve por la lesión de Viatri recurrió a Sergio Araujo y no a Mouche.
Lo de Cristian Luchetti es difícil de explicar. Llegó a Boca como el caudillo del Banfiel de….Falcioni. Sin embargo, con Claudio Borghi, cometió algunos errores que costaron goles y ni siquiera se mostró seguro con los pies, sin duda, su fuerte. Encima se cruzó feo con el Bichi y fue borrado, para nunca más volver. El arco fue de Javi García en el Superclásico y ya nunca más lo abandonó. ¿Puede Falcioni pedir que se quede? Sí, pero será en vano. Luchetti en Boca no ataja más.
Después el club también negociará a Gastón Sauro y Marcelo Cañete. Ambos, seguramente, serán prestados. Necesitan foguearse y sumar minutos y Boca, hoy, no se los puede dar. Además, en el caso del Chelo, su actitud de no querer ir al banco de reserva el pasado lunes cayó mal en el seno de la dirigencia, que seguramente le tire de las orejas. ¿Cuántos de estos apellidos formarán parte del plantel de Boca cuando empiece el Clausura?
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Carlos